Con la ayuda de Luis Miguel Morillas, Lurdes Garcia, Mario Gros, Pedro Mir y Martín Blecua, y con la colaboración de la asociación El Pimendón de Robres y el ayuntamiento de Aínsa, pudimos datar y reproducir las gaitas de boto de Robres, en poder de la familia de Francisco Becana su último tocador, y la gaita de boto de Bestué, cuyo último tocador fue Juan Cazcarra y que ahora se conserva en el ayuntamiento de Aínsa.
La gaita de Bestué únicamente se pudo datar mediante una prueba del carbono 14 que situó la fecha de muerte de la madera a finales del siglo XVII o principios del XVIII, mientras que el puntero largo de Robres se pudo datar mediante nuestro modelo de estimación del tiempo de uso y mediante una prueba del 14C, ambos modelos sitúan a este clarín a mediados del siglo XVII.
El mayor trabajo fue encontrar unas pitas que equilibrasen los grados principales de estos clarines. De entre los cuatro tipos de pitas tradicionales que encontramos en Aragón y cuyas dimensiones nos fueron facilitadas por Mario Gros, el clarín de Bestué sólo funciona correctamente y con la digitación actual con pitas triangulares de tudel largo, como las que fabricaba Simeón Serrate. Con estas pitas la tónica quedó situada en Do+20 cents. Las pitas fabricadas con láminas de caña planas, sin barniz y con tudel metálico que aparecieron con él producen una escala muy extraña en la que la tónica superior se produce en la posición del séptimo grado y este debe ser obtenido con una digitación e horquilla, a parte de producir un timbre pobre y alguna dificultad en la emisión de otros grados.
En el clarín de Robres las únicas pitas que equilibraron los principales grados y no produjeron ningún problema, fueron aquellas fabricadas con cañas labradas en forma de teja y con el tudel hecho con la misma caña, o sea, del tipo oriental, frecuentes en las xeremies mallorquinas y sacs de gemecs catalanes. Con ellas, su tónica quedo en Sib con un hermoso timbre redondo y nasal.
Nos llama la atención que ambas gaitas de boto sigan el mismo patrón que las del noroeste en cuanto a relación con el paisaje: las gaitas de zonas montañosas, como la de Bestué, muestran los interiores de los clarines casi rectos, tónicas agudas con timbres brillantes y pajuelas pequeñas, mientras que las gaitas de zonas planas, como la de Robres, tienen conos internos muy escalonados, tónicas graves y timbres muy nasales y redondos.
Después de cuatro años de trabajo, es muy posible que el sonido que podéis escuchar en este vídeo se aproxime bastante al timbre y escala originales de las gaitas de boto aragonesas del siglo XVII.